¿Sabemos interpretar el dolor que sufrimos?

¿Sabemos interpretar el dolor que sufrimos?

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Siempre os pregunto en la consulta cómo es vuestro dolor, cómo se comporta cuando lo tenéis. Todo esto me da información de su origen y puedo adecuar el tratamiento.

Muchas veces no tenemos en cuenta mucha información que nos da nuestro cuerpo. El dolor es uno de sus lenguajes. Deberíamos entender y saber qué quiere decir que nos duela algo. Así tendríamos una idea de lo que nos puede pasar cuando sufrimos dolor y conseguiríamos no angustiarnos demasiado.

Este post pretende daros algunas pistas de cómo interpretar el dolor que sufrimos, aunque no es una ciencia exacta.

  • El dolor que proviene de los huesos o las articulaciones, tanto si son trastornos inflamatorios como infecciosos, cursan con dolor en aumento, permanente, nocturno y agudo a la carga (apoyarnos con nuestro peso o caminar). También puede acompañarse de hinchazón y rubor local.
  • Cuando el problema viene de las cápsulas o los ligamentos, el dolor se mantiene en reposo, es sordo (dolor inespecífico y no agudo, poco definido y difícil de localizar, va y viene, pero siempre está y deja vivir) y aumenta con la carga y los movimientos mantenidos. También puede incrementar cuando estamos en una posición mantenida mucho tiempo. El dolor mejora si provocamos movimiento pero sin carga. Siempre se acompaña de rigidez al levantarse de la cama por la mañana.
  • En el caso de un proceso crónico o degenerativo como la artrosis, nos cuesta mucho rato arrancar después de levantarnos, se llama rigidez matutina y dura unos 20 minutos. Pero si es inflamatorio, tipo artrítico, la espera es más larga, tanto como casi una hora!
  • Los problemas musculares son de origen claro del propio músculo, empeoran con la carga y sin ella, y también al movimiento y al estiramiento.
  • Si el dolor es de origen nervioso periférico, que significa que algún nervio que inerva extremidades está atrapado, pinzado, lesionado o, en definitiva, se queja, se traduce en un dolor punzante, que irradia o sigue el recorrido del mismo nervio. Y puede acompañarse de pérdida de fuerza y ​​trastorno de la sensibilidad.
  • El dolor de origen arterial será inmediato a la carga y al movimiento mantenido. El dolor será profundo y puede acompañarse de rampas, piel fría y palidez.
  • En el caso de ser de origen venoso, el dolor estará presente en reposo, y cuando nos movamos, notaremos las piernas pesadas, cansadas, hinchadas y calientes. Y la piel puede estar más roja y azulada.
  • Cuando el origen es del sistema linfático la piel está fría y pálida. Y las extremidades se presentan hinchadas y pesadas.

No pretendo que os hagáis un buen diagnóstico con esta información, sino que tengáis una idea de lo que puede pasar, para después ir al profesional adecuado y que os ayude.

Por tanto, cuando os soliciten que describáis vuestro dolor debéis tener en cuenta y estar atentos a:

  • La intensidad del dolor, del 1 al 10, para puntuarlo.
  • ¿Cómo aparece? si es constante, agudo, sordo…
  • ¿Cuándo? Si aparece en reposo, cuando nos movemos o caminamos…
  • Si aparece de noche, de mañana, todo el día

Si el mal que padeces proviene de lesiones del músculo, del nervio o del sistema óseo, en nuestra consulta te podemos ayudar, pues como fisioterapeutas es nuestra especialidad.

Piensa que la osteopatía trata al paciente desde la visión global. Intentamos interpretar tus males, que te afectan y bajan tu calidad de vida. Nosotros basamos nuestro tratamiento en el diálogo con el tejido, por lo tanto entendemos este lenguaje. Podemos ayudarte.

Pero si tienes un dolor agudo, nocturno, que no remite con medicación, y va acompañado de pérdida de peso, no deberíais esperar demasiado a visitar a vuestro médico, pues podría tener un origen que precise atención médica.

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