Reflexiones, Clara Nebot.

Reflexiones, Clara Nebot.

«Osa ser diferente. Muchos prefieren la ortodoxia a la verdad»

Fryette 1983.

Pues sí, esto lo dijo un osteópata hace muchos años. Y yo hago osteopatía, como quiero y como creo. Pero hablemos de la vida, y te propongo, en esta línea, que seas como quieras ser, tan diferente como quieras o puedas. Y la gente te admirará sólo por ser atrevido y libre. Y seguro que tu tejido te lo agradecerá, porque no hay nada que de más paz, que ser lo que quieres ser. Y hacer, en esta vida, lo que quieres hacer, no lo que te dicen o se supone que tienes que hacer. Cuando esto pasa todo funciona. Osa, osa y osa. Y seguramente yo tendré poco trabajo contigo.

Me preguntan ¿cómo y qué haces Clara?

Pues os digo que lo único que hago es: estar atenta, presente y trabajar con la intención mejor que puedo. Una buena presencia y buena atención, junto con la mejor intención, lo soluciona casi todo. O por lo menos, lo mejora. Busco con la palpación: la tensión, la densidad y la velocidad en que se comporta el tejido. Lo acompaño y lo ayudo a resolver. Yo despejo obstáculos y, tranquilamente, la fisiológica naturaleza se encarga del resto. Sólo hago esto. Lo que quiero, lo que creo y lo que me gusta hacer.

«Es cierto, la palpación es verdaderamente un arte que se enseña uno a sí mismo»

Sutherland, osteópata.

Estoy absolutamente de acuerdo. Qué difícil es enseñar a palpar … y aprender a palpar. Aunque, lo difícil, es aprender a confiar en lo que palpas. Se necesitan años para hacerlo, que son los que te enseñan a confiar en uno mismo. A creer en lo que haces. Y a dedicar este arte, a mejorar la calidad de vida de los demás. Por amor, por responsabilidad y por respeto. Que los que empezáis, no os atrape el miedo. Y los que recibís las manos: dad permiso y paso a nosotros. Nuestra oportunidad es la confianza que nos regaláis como pacientes.

«Aquella ‘cosa’ está siempre en movimiento, todo es motilidad, todo es movilidad, todo está vivo, todo es viable»

Becker. Osteópata

Como osteópatas, nuestro trabajo es, simplemente, comprender y acompañar a este mecanismo vivo. » Pues sí, así es. El movimiento es vida. Nuestro cuerpo está en constante movimiento. Todo se mueve y lleva su ritmo. Por lo tanto, cuando las cosas no se mueven, cuando aparece la densidad, cuando reina el silencio, y toda la quietud turba el ritmo, es cuando tenemos que poner remedio. Antes, mucho antes, que debido a ello, aparezca la enfermedad. El cuerpo avisa, no te quedes parado. Te podemos ayudar.

«Todos los tejidos vivos presentan un movimiento rítmico constante»

Sutherland, osteópata.

Es fantástico sentirlo bajo las manos. No podéis imaginar lo bonito que es palpar los diferentes ritmos vitales de cada uno. Mezclarme con la danza de los tejidos. Y sobre todo, relanzar y retomar un silencio o quietud de aquel ritmo perdido. Como también es fascinante la similitud que existe entre el ritmo del tejido y el carácter del ser que lo lleva. De verdad que cada organismo es un mundo.Todo tiene un ritmo y es constante, averigua cómo es tu ritmo.

«La estructura gobierna la función»

Es un dicho clásico, una idea osteopática que ahora se podría cuestionar y se cuestiona. Pero es cierto, que todo es más complicado de lo que parece. Y al mismo tiempo: todo, en un organismo, es relativamente sencillo, aunque a la vez sea complejo. Y para tratar a un ser vivo, en movimiento constante, muchas veces, no es necesario conocerlo todo él, sino entender lo esencial, para utilizarlo y rearmonizarlo de la mejor manera. Es sano, como terapeuta, contentarse en trabajar en lo esencial, sin sentirse obligado a interesarse por los detalles. Porque hay tantos, que nunca llegaríamos a saber todo lo que tocamos. Es como quién es el jefe de una gran empresa y sabe llevarla y gestionarla mejor que nadie. Pero no le pidas los detalles, que muchos de ellos no les sabe. Pero la empresa funciona. Por eso, a veces, no puedo, ni pretendo responder a todas las preguntas que me hacéis. La estructura realmente no gobierna la función, porque la función también gobierna a la estructura. Y todo depende de todo y tiene relación con todo. Y nunca sabremos quién fue antes: si el huevo o la gallina. Pero es cierto que sin una buena estructura, no puede haber una buena función.

«Somos el resumen de nuestra vida»

Y eso no quiere decir que sólo acumulemos golpes, caídas, accidentes y cicatrices. Esto significa que también somos lo que sentimos, lo que hemos sentido a lo largo de nuestra vida. Las emociones dejan rastro en nuestro tejido. Impregnan las entrañas, escondiéndose en los rincones más inóspitos, a veces ajenas a nuestro conocimiento. Somos el resumen de lo que hemos vivido y sentido desde el efímero instante inicial de nuestra existencia. Y averiguar el porqué de las cosas, no siempre es fácil ni posible. Nos adaptamos a la vida, a los accidentes, a los duelos, a las penas y a las alegrías. Y nos transformamos día a día en lo que somos. Deberíamos pensar porque hemos llegado donde estamos, tal como somos. Y aprender a bailar con la vida como ella baila con nosotros. Sabiendo que, nunca sabremos del todo, con exactitud, lo que nos ha llevado donde estamos, para ser como somos.

El estrés lesiona.

Es algo aparentemente evidente, pero parece no tenerse en cuenta. El estrés se traduce en el aumento de tensión generalizada, esta favorece la compresión, que nos priva del espacio de distensión que nos permite compensar y oxigenar según qué estructuras. Y si se alarga en el tiempo, aparece la fibrosis y el aumento de densidad en muchos de nuestros rincones. El tejido se organiza bajo la presión que nos depara la vida, y no siempre se salva con la dignidad que se necesita. Porque el estrés se encarga de la preciada supervivencia, es cierto, y a veces necesario. Pero, además, es el principal responsable del envejecimiento. Cada situación, temporada o vida estresante, sin lugar a dudas, la pagaremos a la larga. Por tanto: hay que gestionarlo lo mejor que se pueda. Hay que pedir ayuda, porque sabemos que no es fácil. Pero es importante respetarse los ritmos, los ritmos de cada uno. Porque todos necesitamos nuestro ritmo propio. Los profesionales como nosotros tenemos un trabajo, que es tratar las zonas de tensión, impregnadas de las consecuencias de vivir, y te enseñaremos lo que puedes hacer tú, para mejorar todo este desbarajuste. ¡Mucho cuidado con el estrés!

La zona de densidad

Cuando hablo de zona de densidad, hablo de una zona en hipo-función. Una zona, que por estar saturada, no puede responder, funcionalmente hablando, como lo haría en condiciones normales, es vulnerable. Hay congestión, y por tanto no hay una buena circulación, tendiendo a la toxicidad. Y además, como zona con poca funcionalidad, generará una compensación por parte de zonas vecinas, o a distancia, desencadenando toda una cadena lesional o perturbación mecánica y funcional por necesidad. Y no tiene por qué causar dolor local, puede doler a distancia, a otras zonas. Por lo tanto no te fíes del dolor. Trata, y pide ser tratado, desde la globalidad y la visión holística. El dolor es el lenguaje del cuerpo para dar voz a la queja. No siempre tenemos que tratar, como prioridad, la zona de dolor, sino intentar entender la causa del éste. Dando sentido a la queja. Nosotros trabajamos teniendo en cuenta esto, confía.


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Autores

Clara Nebot - Fisioterapeuta y OsteópataFisioterapeuta y Osteópata

Clara Nebot

Fisioterapeuta y osteópata, experta en ginecología, suelo pélvico y columna. Años de experiencia y docencia en sus manos. La madre d’Osteo9.

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